Piensa en ti después de la maternidad

Reflexiones y consejos sobre cómo encontrar un nuevo equilibrio después del nacimiento de un hijo

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Volver a pensar en una misma.

Es un hecho que la llegada de un hijo representa a una revolución. Si por un lado significa un momento de extraordinaria alegría, por otro lado se siente el cansancio de afrontar nuevos equilibrios: redefinir la relación de pareja, aprender a ser padres, renegociar roles y posiciones frente a la familia y, como mujeres, recuperar todo lo que erais antes de ser madres. Veamos ahora algunos consejos para recuperar tu propia dimensión como mujer incluso después del nacimiento de un hijo.

Tómate un descanso tras el parto.

Para recuperar tu propia dimensión como mujer, necesitas darte tiempo. Inmediatamente después del nacimiento, de hecho, las redes neuronales sufren modificaciones y se especializan en reconocer las necesidades del niño. Esto es una ventaja que nos permite dedicarnos efectivamente al cuidado de nuestros pequeños. ¿Pero entonces? ¿Hasta qué punto el estar tan proyectados hacia el cuidado y la gestión familiar puede, en un determinado momento, hacernos sentir perdidas y en busca de esos aspectos de placer, cuidado y bienestar hacia nosotras mismas?

Un nuevo equilibrio es posible

Es natural amar a tu hijo/a y querer pensar en su bienestar, pero también es útil preguntarse qué tan correcto es vivir, renunciando a tus sueños, aficiones y todo lo que te gusta hacer. Una pregunta útil para hacerte podría ser: ¿qué puede aprender un niño de un padre o madre que renuncia a todo para protegerlo? Desgraciadamente, en ocasiones las presiones de la sociedad pueden hacer sentir culpables a aquellas madres que se dedican tiempo a sí mismas, mientras que las propias madres, inmersas en un modelo cultural que refuerza el paralelismo del buen cuidado materno igual a renunciar a su libertad y personalidad, se definen a sí mismas como "egoístas" si dan espacio a sus tiempos, intereses, metas. Sin embargo, si te escuchas a ti mismo, es posible un nuevo equilibrio.

Gestionar la separación de los hijos

Este espacio va de la mano con el desapego emocional y fisiológico que se produce con el crecimiento de los niños. En la medida en que las ayudemos a adquirir una autonomía cada vez mayor, empoderándolos y dejando de sustituirlos, las madres podrán volver a vivirse a sí mismas de manera más plena y amplia, como mujer, liberándose del papel único de madre y protectora. De hecho, es imprudente pensar en nutrir, mimar, cubrir con atenciones, dedicarse a los demás cuando uno no se cuida a sí mismo. Y los niños de este amor y respeto por la propia persona podrán aprender mucho, como una forma de escuchar sus necesidades, como adultos.

El placer de las pequeñas cosas cotidianas

Para que esto suceda, dedicarse tiempo debe convertirse en un hábito diario. Un gesto importante que implica preocuparse por el propio bienestar y cuidarse que involucra tanto el ámbito físico como el emocional-psicológico. Dos caminos favorecen el primer paso hacia esta escucha y cuidado de una misma:

Mimarse en los espacios personales, tratando de incluir momentos de descanso de calidad dentro de los días, aunque sea por 10 minutos. Esto te permite bajar la carga mental (enlace artículo la carga mental excesiva de las mujeres) y empezar mejor afrontando los compromisos. Una madre necesita descansos, necesita tiempos "hechos de otra cosa": parar a escuchar música, hacer deporte, salir con los amigos.

Aprender a disfrutar del momento presente: una forma de detener el flujo interminable de pensamientos y preocupaciones. Estar enraizado en el presente.