El baño del bebé

El baño diario, sobre todo en los primeros meses, debe ser un momento de mimos y relajación para padres e hijos.

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Bañar a un recién nacido es un ritual que vá más allá de la simple higiene. Es una preciosa oportunidad para compartir un momento de mimos y, por qué no, de juego con tu pequeño, y una ocasión para reforzar vuestro vínculo. Aquí tienes nuestros consejos para que la experiencia del baño sea agradable y segura.

Cómo bañar a tu bebé recién nacido


En primer lugar, organízate para tener a mano todo lo necesario para el baño. De este modo, no perderás nunca de vista a tu bebé y evitarás situaciones de peligro: si lo dejas solo, podría inhalar agua o resbalar y hacerse daño. Sobre todo, Recuerda tener siempre a mano una toalla suave para envolver al bebé inmediatamente después del baño. Prepara también el ambiente elegido, asegurándote de que sea cálido y sin corrientes de aire: mantén la temperatura ambiente en torno a los 20-23 grados, para que el bebé no pase frío.


Para el baño, necesitarás una bañera adecuada o también puedes optar por utilizar el lavabo, siempre que sea seguro y la superficie se haya limpiado previamente. Llena la bañera o el lavabo con agua, sin superar los 100-15 cm. La temperatura del agua es crucial: debe rondar los 36-37 grados. Compruébla simempre con un termómetro digital, al menos las primeras veces.


Llegados a este punto, es el momento de sumergir al bebé en el agua. ¿Cómo hacerlo con seguridad y suavidad? Pasa el brazo por detrás de los hombros del bebé mientras sostienes una mano bajo su axila. Mientras le sostienes, con la ayuda de la mano libre puedes empezar a lavar suavemente el bebé, empezando por la parte superior del cuerpo y sigiendo hacia abajo.


Lavar suavemente los genitales, utilizando agua tibia y un jabón suave especialmente formulado para bebés. Limpiar suavemente la zona, teniendo cuidado de limpiar entre los pliegues de la piel. Secar bien, sin frotar. Este paso es esencial no sólo durante el baño, sino en cada cambio de pañal.

¿Cuánto debe durar el baño?


La duración depende de tu pequeño. En cualquier caso, el baño no debe durar más de 10-15 minutos. Si a tu bebé le encanta estar en el agua, dale unos minutos más; por el contrário, si no le gusta y empieza a llorar, es mejor ser más rápidos.

Primer baño del bebé: ¿cuándo es posible?


Como norma general, es preferible dar el brimer baño después de que se haya caido el cordón umbilical, e torno al 10º o 15º día de vida, ya que el agua puede dificultar el proceso de cicatrización de la piel que rodea el ombligo. Además, es necesario asegurarse de que esta zona esté siempre bien seca y desinfectada para prevenir cualquier riesgo de infección. Hasta entonces, por tanto, puedes lavar a tu bebé con agua corriente o utilizar un paño suave de algodón humedecido con agua tibia.


Sin embargo, si deseas lavar a tu bebé mientras el cordón umbilical sigue unido, puedes hacerlo pero con cuidado, asegurándote de secar bien la zona alrededor del ombligo y de no dejar al bebé en el agua durante mucho tiempo.

¿Cuándo bañar al bebé?


En general, no hay un momento adecuado para bañar al bebé: puedes elegir el que sea mejor para ti y también para tu bebé. Sin embargo, puedes fijar un momento del día dedicado a la higiene para crear una rutina agradable para ambos. Un momento recomendado es por la noche, antes de acostarse: gracias as su efecto calmante, el baño puede ayudar a tu recién-nacido a relajarse y es una buena forma de favorecer su sueño.


¿Bañar antes o después de comer? Es aconsejable bañar al recién nacido antes de darle pecho. De este modo, el bebé estará mas tranquilo y relajado durante la experiencia. Además, el baño puede estimular el apetito del bebé, preparándolo para la siguiente toma. Sin embargo, no hay contraindicaciones para bañarlo después de la toma.

¿Con qué frecuencia se debe bañar un recién nacido?


La frecuencia del baño depende de sus necesidades y de las preferencias de tu bebé. El baño puede repetirse 1-2 veces por semana y no necesariamente todos los días. Sin embargo, la frecuencia puede aumentar en verano con las temperaturas más cálidas.


Recuerda, sin embargo, no excederte para no resecar y deshidratar la delicada piel del bebé y, sobre todo, utiliza productos específicos para su piel delicada.

Qué se necesita para el baño de un bebé


Preparar y bañar a tu bebé recién nacido es un verdadero gesto de amor: cada detalle cuenta para que ese momento sea tranquilo y alegre. Aquí tienes todo lo que necesitas:


  • Bañera: elige una bañera cómoda y segura para sumergir al recién nacido.


  • Termómetro: es indispensable para asegurarse de que la temperatura del agua es la adecuada, tanto antes como durante el baño.


  • Jabón suave: elige un jabón sin tensioactivos y con pH neutro, para respetar la delicada piel de tu bebé.


  • Toalla suave para envolver al bebé después del baño.


  • Ropa limpia y pañales para cambiar en el cambiador


  • Juguetes: coloca pequeños juguetes, como el clásico patito, en la bañera.


Además, recuerda manterer el contacto vocal con tu bebé: hablarle reforzará vustro vínculo y hará que el baño sea más tranquilo.

Seco y mimado: ¿qué hacer después del baño?


Envuelve a tu bebé en una toalla suave y sécalo dando suaves palmaditas y nunca frotando para no irritar su piel. También puedes utilizar toallas cuadradas especiales para bebés, de rizo suave. En particular, al secar a tu bebé, presta mucha atención a los pliegues de la piel porque pueden provocar irritaciones en la piel si se dejan húmedos. Por eso, Por eso, para asegurarte de que todos los rincones de su piel permanecen secos, puedes utilizar polvos sin talco. Para el cuidado de los oídos, una gasa esteril ligeramente empapada en suero fisiológico es ideal para limpiar el pabellón auricular. No obstante, es importante proceder con cuidado, procurando no penetrar el conducto auditivo.


El momento posterior al baño también es una ocasión especial para estrechar el vínculo con tu bebé. Habla e interactúa con él, busca su mirada y acurrúcalo con un tierno masaje. Todas estas cosas favorecen el desarrollo cognitivo de tu hijo, además de ser gestos que transmiten seguridad y tranquilidad.