La pareja durante el embarazo

Son innumerables los cambios y ajustes que se producen durante los nueve meses de espera. El cuerpo de la futura madre, como consecuencia de los cambios hormonales, pueden reaccionar de diferetes maneras ante esta novedad. Además de los fenómenos físicos de cansancio, náuseas y dolores de cabeza, se alternan diferentes emociones: desde la felicidad hasta la angustia, desde la excitación hasta la ansiedad, desde la irritabilidad hasta un estado de calma y paz. La mujer necesita concentrarse más en sí misma y en lo que le está sucediendo. A medida que se acerca el momento del parto, llega la preocupación por el parto, pero también comienzan las fantasías sobre el futuro bebé. Con el paso de los meses, la mujer comienza a "pensarse" en el nuevo papel de madre. Esto impilca una revisión de su condición como hija y de la dinamica establecida con su propia madre, que puede aparecer como una figura cuidadora en la que inspirarse o como una imagen de la que distanciarse.

Durante estos meses, el hombre no experimenta personalmente las transformaciones físicas y emocionales que siente la mujer, pero esto no significa que esté menos involucrado en el proceso de contrucción del vínculo afectivo con el bebé en el útero, que suele alcanzar su máxima expresión con el nacimiento del niño. Y también el hombre, al igual que la futura madre, puede tener dudas, angustias y perplejidades con respecto a asumir un papel tan importante y definitivo como el de padre. El futuro padre tiene una doble tarea:por un lado, garantizar la serenidad y el bienestar de su pareja; por otro, elaborar su idea personalidad de la paternidad, lo que necesariamente pasará por una comparación con su propio padre. La comparación, aunque sea a nivel simbólico, con su propio padre, permite al futuro padre identificar cuáles de las características paternas, que ha experimentado como hijo, podrá hacer suyas y cuáles, en cambio, cuestionar y rechazar. Todo ello hace posible una asunción aún más profunda y estable del papel paterno.

Durante el embarazo, ambos miembros de la pareja deben afrontar un importante cambio evolutivo, pasando de ser hijos a padres y de ser una pareja conyugal a una pareja parental. El espacio mental y emocional dedicado al niño comienza antes de su nacimiento, y el periodo del embarazo puede constituir una valiosa oportunidad de crecimiento para la pareja.

Lo importante es vivir este periodo en pareja, manteniendo siempre vivo y respetuoso el intercambio mutuo de experiencias y sentimientos. Saber que se pueden comunicar al compañero las dudas, los sentimientos y los pensamientos refuerza la pareja y sienta las bases para un diálogo futuro, cuando aumenten los temas sobre que dialogar.

Hay que recordar que esta revolución vital nos afecta a ambos y que cultivar los sentimientos de unión y amor es fundamental para proteger la pareja del estrés que conlleva al acontecimiento y para preparar un espacio acogedor para el recién nacido. Ir juntos a las visitas , diseñar la habitación, hacer compras, intercambiar opiniones son actividades que mantienen alta la acapacidad de planificación de la pareja y que hacen que la pareja sienta compromiso mutuo y el cuidado por la familia que se está creando.