¡Me visto yo solo!

A medida que crece, surge en el niño el deseo y la capacidad de elegir. ¡Déjale libertad de elegir su ropa!

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El camino a la independencia es una transición fisiológica que acompaña al desarrollo del niño. Día tras día, el pequeño crece y desarrolla una personalidad única, lo que le lleva a expresar el deseo de “hacerlo solo” incluso en las situaciones cotidianas más simples.

Mi ropa la elijo yo.

Una de las manifestaciones más obvias de que el niño es cada vez más independiente es su deseo de vestirse sin ayuda. De hecho, es normal que a partir de los tres años, los niños se nieguen a llevar la ropa elegida por los padres: quieren decidir su atuendo, sentirse cómodos en una ropa que, a su modo de ver, refleje su personalidad. A veces, esta situación puede llevar a absurdos, como que el pequeño insista en ponerse una chaqueta fina en invierno o en combinar prendas que desentonan horriblemente. Las discusiones mañaneras por el tema de la ropa que llevar al colegio es el denominador común de muchas familias, lo que acaba afectando el humor de todos. ¡No desesperemos, son niños!.

¡Elijamos juntos!

Una buena estrategia es elegir la ropa la tarde anterior. De esta forma convertimos un problema en un momento entretenido, al tiempo que cedemos más responsabilidad al niño para que se acostumbre a planificar la ropa según el tiempo y las actividades del día siguiente. De paso, el pequeño aprende a planificar otros aspectos de su vida diaria, lo que constituye un buen entrenamiento para organizarse en el futuro. Antes de elegir la ropa idónea, podéis, por ejemplo, mirar juntos la predicción meteorológica o hablar de las actividades del día siguiente.

Así, de una forma discreta, orientamos la elección de nuestro pequeño a la vez que le damos libertad para expresar sus gustos y deseos. Aprende a evaluar, juzgar y decidir, como los niños o niñas mayores.